Monday, January 20, 2014

Jeringa

El Guincho Flowers (También conocido como Joaquín Flores). No existe quien lo  desconozca. Siempre está ahí para atender a quien necesite una respuesta confortante  o sólo saber la hora; El Guincho Flowers nunca te falla. Un hombre atractivo y  enigmático. Quienes lo desean no les queda más que desearlo, observar sus fotos publicadas e imaginarse como seria compartir fluidos con él.


Hoy, El Guincho decide tomarse una nueva foto para subir de perfil. No le convence ninguna de sus gorras nuevas que le trajo su abuela desde L.A., que, por cierto, se compraron en un negocio de poco fiar que cobraba apurado y barato. Aparentemente los encargados tenían farmacéuticos que comprar. De igual manera, ninguna de esas gorras satisfacía a El Guincho. Logró encontrar una verde fosforescente que hacía
notar su “gran personalidad y singularidad”. Ya con su gorrita puesta, se encierra en el baño, se quita la camiseta,  y frente al espejo recién pulido hace una pose en la que salen sus músculos grasosos y sus imperfecciones en todo su esplendor; brillantes y asquerosas. Después de una sesión de 30 fotografías con 6 aparatos diferentes, El Guincho regresa a su cuarto donde tiene su computadora fiel. Conecta los 6 aparatos y analiza una por una las fotografías haciendo una crítica fuerte sobre cual será la ideal. Con el proceso de eliminación, una logra convertirlo: La fotografía lo muestra a él con un brazo frente al espejo y el otro al aire, su pecho esta mostrándose: macho y fuerte (O así lo veía él). Abre su programa de Adobe  y hace que la magia empiece. 

«Un retoque por aquí, ésta imperfección que no sea vea, aquí me faltan cuadritos, hacemos que parezca que recién salí del entrenamiento de box y listo.» Eran los pensamientos del joven Flowers mientras creaba una belleza inimaginable con su cuerpo. Se llegaba a comparar con una escultura griega. Curiosamente, El Guincho Flowers gastó exactamente el mismo tiempo en aprender a editar sus imágenes y mucho más dinero del necesario para alcanzar un cuerpo real como escultura griega. Total, él ni lo pagaba. 

Con su fotografía ya editada lista, El Guincho nota algo inusual en su “Inicio”. No hay status que leer, ni fotos a las cuales darle un Me Gusta. Las páginas de las que era fan, ya no publican ninguna chica sexy, tampoco memes, ni chistes políticos que ni siquiera entendía. 
«¿Qué está pasando?» Se preguntaba el joven Flowers mientras confirmaba la
conexión a Internet. Refrescaba la página. Nada. Confirmaba la conexión. Nada.
Refrescaba la página. Nada. La desesperación invadió a El Guincho, su sudor cada vez fluía y apestaba más. Apresurado, corre a la cocina y se encuentra con su madre preparando hamburguesas y papas fritas; el platillo favorito de el joven Flowers.

¡Amá! —grita el joven, frustado.
—¿Qué pasa, Joaquinsito? —Responde su madre,— La cena aún no está lista.
—¡¿Pagaste el Internet?! —pregunta Joaquín Flores, sollozando.
—Tú sabes que sí. Tuvimos que hacer el corte de gastos ahorrando lo del cable, pero el internet no puede faltar ¿Ya hiciste tus tareas?

El Guincho furioso tira la sartén en la que su madre preparaba la cena, haciendo que el aceite hirviendo cayera sobre ella. Por supuesto, a él no le importóAlgo más importante sucedía en el monitor. Vuelve a reiniciar su pagina de Inicio. Nada.

El Guincho no encuentra qué hacer, la frustración le provocaba cambiar tono de piel, hacerle imposible respirar, se jalaba el poco pelo que tenia. Arrojó la gorra que le regaló su abuela al piso y la pisotea repetidas veces. En el teléfono no recibía nada, en el otro teléfono tampoco. El Guincho, confundido, ha perdido su salvación. La única cosa que al hacerse miserable, lo hacia sentir menos miserable. Perdió el lugar donde era aceptado en la sociedad sin entrar directamente a la sociedad, toda su identidad desapareció. Sus fotos en las que posa tirándole besos al espejo, sus estados de fragmentos de canciones sobre sexo y drogas que nunca experimentó (y aun asi pretendía que era el experto en esos ámbitos). Su existencia total, la cosa de la que vivía, lo que le permitía respirar desapareció. Era imposible empezar de nuevo. Tanta pérdida no se recupera. No tendría significado ser otro. El Guincho Flowers murió, dejando a
Joaquín Flores abandonado en el mundo. Joaquín, sin comprender que pasa, sin saber nada.Recibe un mensaje.  Alguien le mandó un texto a los restos de El Guincho Flowers. Y Joaquinsito lo leyó.
Joaquín abre la bandeja que ahora sólo presume un mensaje, el cual fue mandando por un tal Blume:

“Idiota”

Joaquín le responde usando miles palabras escritas con mala ortografía, Cuestionando el por qué suceden las desgracias que no comprende y por qué el dios de la internet lo odia tanto.

“Jeringa tu existencia”. Fue la respuesta que recibió.

Seguido a eso, su madre, con una quemadura en la rodilla le trae una
hamburguesa y papas fritas recién hechas a Joaquín Flores. Nunca disfrutó
tanto una hamburguesa y papas fritas.

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