Thursday, January 23, 2014

Banquete Para Seis (O Menos)

I

Las clases habían acabado. Todos se han ido a sus casas, o al cine, o a fumar, o a tener sexo, o a perderse (ustedes saben, cosas de jóvenes). Sin embargo, en un aula, seis adolescentes seguían dentro de las instalaciones escolares. Lograron arreglárselas para que ningún maestro y ni los guardias se percataran de que se quedaron. Se metieron a un salón, uno que está lejos de la entrada. Había algo en esa aula que les hacia sentirse que era el mejor lugar para estar y hacer lo que tenían acordado. Los seis alumnos estaban sentados en mesabancos que tomaron a su gusto y colocaron alrededor del escritorio del maestro. Cinco hombres y una mujer, los hombres traían sudaderas diferentes: una roja con capucha, una morada con el logo de Nike, una negra que el cuello era blanco, una gris que tenia el logo de Aeropostale y uno con una blanca ajustada, el cual era gordo por lo que se veía su estomago sobresaliendo por el pantalón, es decir, lonjas. La mujer tenía rayitos azules en su pelo, la prefecta la regañaba y le ponía reportes, citaban a sus padres pero nunca asistían. Ella siempre daba la excusa de que estaban ocupados o que tenían algo mejor que hacer.
Los seis estaban sentados rodeando el escritorio del maestro. Sus miradas estaban concentradas al centro de éste. En sus ojos se podía apreciar la presencia de algo inverosímil pero a la vez esperado, como la mirada de una madre contemplando por ultrasonido a su bebé, exceptuando la (posible) felicidad; en lugar de ella una tensión era notable por todo el salón. Su miradas se centraban en un revólver, un arma de seis tiros, mil veces vista en televisión y otras mil veces mencionada en corridos y narco-corridos. Un arma clásica, fina, reconocida por eficacia y sus seis espacios disponibles en el cilindro. El de Sudadera gris con el logo de Aeropostale la toma y verifica su peso, era considerable, a lo que le habían dicho ya estaba equipada con seis balas y el seguro puesto, prácticamente lista para usar. Su forma de verificar su peso o su autenticidad es parecida a como lo hacen cuando en una casa de empeño revisan el oro que quieres vender o empeñar. El de la sudadera gris mientras lo tiene en su mano, mira a los demás compañeros. Eran de distintas edades y cursos. Sus expresiones eran de preocupación por ser descubiertos, aunque a la vez se sentían orgullosos de presenciar un revólver por primera vez. Era justo como lo imaginaban, sólo sin lo lustroso, ya que era usado.

—Bueno —dice el de logo Aeropostale—, ya se nos hizo tener el arma en nuestras manos ¿Ahora qué? —preguntó mientras el mecía revólver por el aire, queriendo imitar a los que lo usan en películas de acción.
—Oye —Inquiere el gordo, su voz era aguda — ¿No batallaste para conseguirla?
—Nah —respondió con seguridad, aun jugando con el arma—. Con la feria que juntamos estuvo bien pelada.
— ¿Y a quién se la compraste? —preguntó el de negro, contemplando el arma con lujuria.
— Mi carnal trabaja pa' un narco, le pedí paro que me la consiguiera.
—¿Y no dirá nada? —preguntó dudosa la mujer.
—Nah —respondió con su singular acento—. Es mi carnal.
—¿Y si sirve? —Volvió a preguntar la mujer.
—Hay una forma de saber —le respondió y le apunto a la cara. Sostenía firme el arma y sin temor. Su mirada era retadora.
—¡Wey! Bájale —le dijo el de logo Nike, eran amigos.
—Sólo bromeo —respondió, y dio una risa burlona— como son sacatones. —devolvió el arma al escritorio.
—¿Quién va primero? —preguntó el de Nike.

El cuarto quedó en silencio total, todos habían pactado un acuerdo, conseguir un arma entre ellos, y así, cumplir sus propósitos de asesinar a alguien que según ellos les hacia de la vida una batalla. Tenían que acordar un orden en el que se pasarían el revólver y así cada uno ir cumpliendo su propósito.

La única mujer de los presentes pensó inmediatamente en su padre, «Ese maldito infiel» se dijo por dentro, su padre tendría unos 35 años, y llevaba 17 años casado con su madre (La misma de edad de ella, se casaron a causa del embarazo accidental, eso le provocaba enojarse con él ¿Aunque no somos todos accidentes? El nacimiento es un mero accidente, es algo que nunca decides y que está totalmente fuera de tu poder, su razón para enojarse con él era innecesaria). Lo había encontrado en el lobby de un hotel besándose con una mujer aparentemente más joven que él. Ella lo confrontó en la recepción pero él fingió demencia de no conocerla, y en casa también logró engañar a la madre, diciéndole que la niña inventaba cosas por que tenía rencor de que le hayan quitado su smartphone debido a sus malas calificaciones, la madre lo creyó, ciegamente. Su furia colapsó en la decisión de no hablarle, de escupirle la cara mientras duerme.
¿En verdad era necesario asesinar a su padre? Independientemente de ser su familiar ¿En verdad era necesario asesinar a un ser humano? Lo más probable es que su padre no ame (o nunca haya amado) a su esposa. Deprimentemente, eso casos pasan. Y si siguieron juntos es por el protocolo y la presión social  de mantener una familia al pie de la letra. la infidelidad no es la solución, pero tampoco el parricidio. De todos modos, ella se lo imaginaba a él se en un charco de sangre, quería matarlo de un tiro en los testículos (Cosa imposible, aunque si dolorosa).

A la cabeza del gordo vino la imagen de un adolescente musculoso, con carro del año (o al menos eso decía él), muy fanático de la marihuana, y de las pedas. Cuando dicho adolescente musculoso no hablaba de drogas, carros, banda, balaceras o sexo, el entretenimiento de él era hacerle daño al gordo, ¿cómo? sencillo: ¡Era tonto, con una voz graciosa, feo y gordo! Qué objetivo tan fácil, los ridículos que ha pasado hasta ahora se los debe mayoritariamente a él, la mirada de todos cuando entra a la escuela: de pena, asco o tedio, y una que otra de lastima intocable son las que le dan la bienvenida, nadie en verdad le hablaba. ¿Matar al causante principal de sus desgracias arreglaría algo? Él no pensaba en eso, sólo se lo imaginaba muerto, de un balazo al corazón «Para que vea lo que siento» es la excusa que se le planteaba en el inconsciente. De todos modos ¿Que arreglaría? Tipos dañistas, abusones, confundidos sobre cómo lograr popularidad, necesitados de atención son eternos, detrás de uno hay otro, y dentro de ese otro, otro. ¿No cometería el gordo un acto falaz de atención al asesinar a su abusón? Pasaría a ser un abusón más.

Al de Nike todo le había resultado fácil (caprichosamente hablando), levantar un dedo era el único esfuerzo que necesitaba hacer para lograr obtener lo que quería, y en el momento que reprobó matemáticas, por más dedos que levantó no logró pasar la materia, su furia con el maestro fue ardiente, cien groserías diferentes fueron las que le dedicó en sus estados de facebook, emoticonos de disgusto, canciones matonas que dicen algo como "Te quiero matar, amarrarte como puerco en un corral". El maestro era un simple trabajador, con mala paga, estrés y tolerancia grande hacia los alumnos, quizá no era el mejor maestro, no se sabía todas las respuestas, y su léxico no era maravilloso. Sin embargo ¿esa es una razón para morir a causa de un arma? El maestro no estaría de acuerdo, diría algo como «Mejor mátate la hueva». Hay cosas peores sucediendo en el mundo que un chamaco flojo reprobado, en verdad seguía sin saber como funcionaban las fracciones. ¿Qué culpa tenía el maestro? Matar a un hombre de familia, que de alguna forma logra subsistir bajo las opresión de la ley y el caos (sí, ambos) en la vida diaria, simplemente bobo.

El de Aeropostale fue el único que habló en ese vasto silencio:
—Yo sólo quiero ver a esa liandra muerta —dijo.
Su ex-novia, igual de estúpida que él, la que enseña los calzones en su foto de perfil, le rompió el corazón (o mas bien entre ambos rompieron el condón). Poco hay que decir, la clásica historia de tomar posesión de alguien, querer dominarl@, reducirlo a nada por sentirse superior, es como arrancar una flor por su belleza, en lugar de dejarla crecer y contemplarla. Entre pleitos y reconciliaciones que llevaban al acto sexual, ella quedó embarazada, el de Aeropostale no se imaginaba siendo padre, le aterraba la idea, es un cobarde irresponsable, y la única solución que encontró fue matarla. La imaginaba con un agujero en el vientre.
—Dos por uno —dijo al hablar por segunda vez.

El de negro era el más callado, miraba su cara, reflejada en una ventana del salón, pensó que se extrañaría, o que alguien podría extrañarlo; pero, a la vez pensaba que estaría bien morir, «Una pistola es la forma ideal de cometer suicidio, meterse el cañón a la boca, disparar y que mi cara quede desfigurada como pollo saliendo del huevo. Sí, así es como me veo muerto» Le dijo una voz dentro de él, que sonaba como la de él, pero a la vez distante, como un simple concepto. No es que sea maltratado por un abusón, o que su novia le haya defraudado inmensamente, no, nada de eso, de novia nada, ni de novio, a pesar de ser gay. Algo le impedía liberarse, quizá lo que el machista de su padre suele decir: «Te doy en la madre si me sales joto», esa resultó ser la frase que le da eco por la cabeza y junto con el eco un miedo que se expande. La recepción de lo homosexual en el lugar donde vivía era de desprecio. Él optaba por permanecer callado, juntarse con niñas y pasarla bien (o al menos intentarlo).
¿Era el suicidio la mejor forma de escapar? ¿Por qué no puede quererse tal como es, ignorando lo que digan los demás?
De hecho, ni él sabia del todo si era gay, intentaba negárselo a si mismo; intentaba sentirse atraído por una mujer, fracasaba. Tenia un sueño recurrente: Él tomando la mano de un hombre, caminaban por algo cursi y genérico como la playa o el parque, o algo entre esas lineas. La mano que tomaba fuertemente era la de un hombre, uno sin cara, aun así, le provocaba felicidad, se sentía aceptado, liberado. (¡Entonces si hay una forma de liberarse!). Sin embargo, le daba pánico dar un paso hacia su realidad, le costaba aceptar su verdad. Le dolía, y le quitaba el sueño (y a la vez quería volver a soñar con aquel hombre). «Quiero reiniciar» le dijo una voz dentro de su cabeza, que se oía en el centro de su cráneo.

El de rojo era el más payaso de todos, en verdad no tenía a quien matar, si cooperó en la adquisición del revólver fue nada más por capricho de él, un impulso irracional. En realidad no se veía matando a alguien, todo prácticamente le daba igual, pensó en quién podría ser justiciado con su mano y el gatillo.
«Dios» Se dijo en sus adentros «Eso suena genial, luego rayaría en la pared: "DIOS HA MUERTO"» El concepto de matar a un Dios es metafísico, meramente imaginario, y, no me quiero meter en sus creencias personales que no tengo ganas de polémicas pero el tema lo he de tocar (no me aguanto): Supongamos la muerte de un Dios, válgame, ¿Qué podría pasar después? ¿La gente empezará a tener hambre? Ya la tiene ¿Todo será caos? Ya lo es ¿Qué sería de ti? ¿Tus ingresos monetarios cambiarían? ¿Y junto con ello tu estilo de vida? ¿La cara de flojera de los que te rodean sería otra? ¿Las frases motivacionales llenas de propósitos codiciosos serían otras? ¿A quién sea que le hablas cuando estás solo y desesperado te responderá? Nunca lo ha hecho. El concepto de matar a Dios, un ser (o no ser) que probablemente ni está presente en si suena bobo, aunque es algo para pensarse ¿Apoco no?

Tardaron alrededor de una hora, y acordaron el orden de como irían realizando sus idiotas asesinatos, el de Aeropostale va primero, en ese mismo instante se fue a la casa de su ex-novia embarazada, tocó la puerta, abrió la puerta, ella le pregunta qué hace en su casa, él le pide que le acompañe a un lugar, después de un generoso empeño la convence, cuando están a solas, en un lugar obscuro, él la ofende con groserías (Que probablemente me censuran), quitó el seguro, apuntó directo al vientre de su ex-novia, debajo de su pecho, el pecho por el cual él se babeaba, jala el gatillo, se predispone a disparar pero algo inusual sucede, la bala no sale disparada, el espanto de su novia al ver el revólver le provocó huir de regreso a su casa. Llama a la policía, la cual a las 2 horas llegó (¡Qué novedad!), el de Aeropostale ya se había escapado, hizo un alborote con su hermano por lo del revólver sin balas, su carnal le respondió que las balas no eran parte de la compra.
Al final, nadie mató a nadie, la pequeña investigación que dio la policía con su típica flojera no llegó a significante, el de Aeropostale logró zafarse diciendo que era un arma de juguete, y junto con la mentira, una cantidad de dinero "para las sodas". Al menos obtuvieron una lección -o un intento de-. Quizá un mínimo cambio de pensamiento a causa de una experiencia. Lo que será de ellos ya es cuestión suya, espero que el camino que se marquen sea con precisión, y no lleve a la cárcel o a la oficina de contrataciones de un Oxxo o expendio.

No comments:

Post a Comment