Sunday, January 15, 2023

El microondas

Voy a recalentar unas rebanadas de pizza
y ya sé que hay mejores formas de hacerlo
para que no quede así de aguada,
pero no me importa:
la quiero ya
y no pensar en más.
El microondas de mi cocina
dispone todos los números y,
como siempre, le pico el uno, luego el cero, luego otro cero
y start.
A veces dejo sonar el bip, a veces no,
sin embargo, nunca dejo las orillas de la pizza,
por más frías que estén.
¿Cómo nos convencimos de que 1 minuto es el tiempo justo para cualquier comida recalentada?

Digamos que un plato de spaghetti no quedo al 100
después de picarle 1-0-0.
En esos casos tan trágicos,
suelo someterlo nuevamente a otro set de 1-0-0s
hasta que el núcleo de la pasta esté decente
y las orillas chamuscadas.
Entonces, me cayó el veinte de que
si hacemos un esfuerzo estadístico,
aunque sea una distribución de frecuencias mal diseñada,
es fácil comprobar la siguiente hipótesis:
el microondas tiene cifras dedicadas al abandono.

Del dos tengo recuerdos de un plato de menudo
entre el estado líquido y el gelatinoso,
rescatable aún, al costo de ser paciente.
El tres es una suerte de mesura,
las veces que me siento culinario
o quiero impresionar a alguien con un recalentado
pico el uno, luego el tres y luego el cero,
como un tierno y abominable gesto a la gastronomía.
Sin embargo,
¿qué son el 4, el 5, el 6, el 7, el 8 y el 9,
sino la constatación de que las condiciones materiales
están mantenidas por hegemonías culturales?
¿de que uno no puede representar lo mismo
en todos los campos sociales?
El capital simbólico del 5 se reformula
en el volumen de las televisiones, por ejemplo.

Mientras que el uno, el tres y el cero estén mallugados
por tanto tamal y pavo
el resto permanece pulcro, casi recién salido de la fábrica,
como constancia del inevitable olvido
de aquellos que no pertenecen a la alta alcurnia de una sociedad
tan lógica como mágica.

Takahashi

El departamento no tenía ni un perro mueble,

yo dormía en algo que acuñamos la cosa verde

porque no alcanzaba a ser más que eso. 

No había ni un desgraciado mueble,

lo cual Poncho y yo aprovechamos para jugar frontón 

con una pelota de ping pong sucia 

y sartenes y platos que improvisamos como paleta.

Poncho y yo practicábamos techskill de smash,

jugábamos melee en mi laptop

y cierta ocasión que se fue la luz 

nos atrincheramos en las bancas de comunicación

para echar la reta. 

Poncho y yo descubrimos Yellow Magic Orchestra

y nos tronó una tacha que ni sabíamos que existía.

Nos veo cenando galletas cuétara, 

dándole pingpongazos a la pared 

y la femme chinoise en repeat

desde las terribles bocinas de mi computadora.

Poncho y yo vivíamos juntos

y no he dejado de llamarlo mi amigo.


Alguna vez bromeamos en wasap 

que éramos una reiteración aguapretense de YMO:

Yo era Ryuichi Sakamoto,

Aziz, Haruomi Hosono,

Poncho, Yukihiro Takahashi. 

Yellow Magic Orchestra es un modelo,

un torrente para el charco 

en el que intersecamos. 

Saturday, January 7, 2023

El sonido del alma

Hagamos un esfuerzo

por pensar que el alma no es sólo una excusa sobre lo inexplicable del cuerpo

sino algo real e intangible

que por alguna razón reconocemos desde antes de la palabra

y planteemos

que hay un sonido oculto en cada alma,

casi un rumor que echa el tiempo a andar. 


Yo te digo

que la tuya suena a cigarretes after sex

me respondes con un quizás,

complementado por un emoji contemplativo.

Y me preguntas por el sonido de mi alma

mi alma, te dije,

suena como una conferencia de sociología:

en escena están Bourdieu, Wright Mills, Golash-Boza y Eva Illouz

y de fondo, una orquesta sinfónica

toca música de circo.


Tata tarararara tatara.

Thursday, January 5, 2023

La historia detrás del gato que sale en "Walk This Way (feat. Run DMC)" en Guitar Hero: Aerosmith.

Leónidas es un gato salvaje, no le importa ensuciarse las manos, es más, hasta era emocionante. Ha tenido trabajos de todo tipo, pero su vida dio un giro cuando se metió a chambear de pollero, pasaba por la frontera a animales de todas las especies: cebras, perros, ardillas, changos marangos, etc. 

Un día todo parecía ir de acuerdo al plan, cruzaban el desierto él y su flota de animales migrantes, hasta que escuchó a lo lejos un par de helicópteros, los estaban buscando. Sintió cómo se le enfriaba la sangre bajo el fuerte sol desértico y hasta la arena parecía levitar, era consecuencia del descenso de los helicópteros. Leónidas sabía que él era más ágil que todos los demás animales, e hizo lo primero que le vino a la mente "a partir de ahora se las arreglan ustedes" les dijo, y huyó. Corrió tan rápido como pudo y por su mente reconocía las consecuencias: los otros polleros lo iban a perseguir, la border paw patrol lo tenía registrado, hasta los animales que abandonó van a buscar venganza, si es que sobrevivieron.

Leónidas corrió hasta quedarse sin aliento. Terminó en las afueras de un pueblito extraño de Utah, hambriento, ya sin distinguir entre lo real y su imaginación. Por el camino cruzaba una compañía cirquera, eran águilas y serpientes dedicadas al espectáctulo. Circo Tenochtitlán. Lo encontraron inconsicente, lo ayudaron como pudieron. Al cabo de días, Leónidas recuperó su semblante fiero. Sin embargo, no tenía lugar a donde ir. Todo lugar que conocía era ya una muerte segura.

Circo Tenochtitlán reconoció su valentía y fuerza, sabían que una criatura así sería valiosa para la empresa. Le ofrecieron un trabajo, o más bien, muchos trabajos. Leónidas se ocupaba de todas las necesidades del circo, la limpieza, la comida hasta participaba en los shows. El mago Parménides, un águila imperial lo amarraba a una rueda madera que daba vueltas y vueltas. Tiraba los cuchillos. La audiencia se asombraba y aplaudía con cada tiro certero que daba entre las patas de Leónidas, a  un ladito de su oreja, a centímetros de su dedo chiquito. Leónidas sabía que su único trabajo era relajarse y no mover el cuerpo. Era en esos instantes que todo estaba en perspectiva, Leónidas se preguntaba por sus decisiones, por sus días de pollero, por todas las veces que pudo enderezar su camino y no lo hizo.

"No lo haría de otro modo" pensó.




I Entra a escena con un dogo en la mano

Hay muchas razones por las que me gustan los dogos de Agua Prieta

Porque no tienen lechuga

como en Hermosillo, por ejemplo.

También me gustan porque todo está en su lugar.

Nada sobra, nada falta.

Me gustan porque después de esto

(muerde)

nacen mil colores nuevos.

Me gustan porque después de esto

(muerde)

ya no necesito 

las cortinas de mi casa, 

el pecho de mamá,

o muñecas cristianas.

Me gustan porque no son 

de carne

no son de hombre.

Son de otra dimensión.

¡Dogos de Agua Prieta!


---

Enero 2019

Wednesday, January 4, 2023

Cuatro con todo para llevar, unas papitas blancas y con chilitos también, porfavor. Sí, para llevar

 ¿Qué es poesía? dices, mientras le clavas

guacamole a tu hotdog.

¿Qué es poesía? ¿Y tú los pides con tocino?

Poesía... es el hotdog.

----

Lo hice de curas a partir de una conversación sobre la esencia poética del hotdog.