Yo estaba lleno de sushi
pero aún no terminaba de pasar la noche contigo
arrancamos en el carro destartalado de mi tía
que recién me guiaste a reparar a una llantera.
Con ese carro,
nos reintroducimos en esta ciudad
que hemos conocido toda la vida
quise ver tus ojos ver las calles
quise escuchar tus fotos, imaginarlas
tu rutina, tu andar por agua prieta
bajo los majestuosos árboles
que cubren estos fríos caminos
que hemos tomado por mundanos
y ahora me has convencido de lo contrario.
Tomamos por la línea fronteriza
describiste cada mural con tu tierno asombro
con tu tenue voz, con tu floreciente cadencia
(tienes un don musical, no hay duda).
Después, te pregunté si ya conociste la nueva biblioteca,
la que está en construcción,
me contestaste que no,
"yo tampoco" confesé
y te llevé allá
y nos estacionamos en la pura entrada
¿te acuerdas de las alegatas que tenía esa señora?
tenías miedo, lo sospeché
pero no podía privarte el pequeño sentido de aventura
que nos regaló aquella líquida noche
una noche que ya se escurrió entre mis dedos
"entre más placa, menos placa" te dije
y recorrimos en la oscuridad aquella biblioteca
vacía, pequeña, surreal, en cierta medida,
"parece hecha en minecraft" me dijiste.
Llegamos a la Alaska,
intercambiamos anécdotas chistosas
temimos a la cosa esa que da vueltas
bromeamos sobre el golpazo en las nalgas
que da la resbaladilla del elefante
y apareció un gato
y allí te conocí en tu forma más pura
tengo la certeza
"no tengo uno de esos" me dijiste
como si los gatos fueran coleccionables,
pensé en buscarte alguno que esté en adopción.
Al irnos, te pregunté si la pasabas bien.
Dijiste que sí, y seguimos nuestro camino,
construyendo un consenso
sobre religión, fiestas y chile colorado,
consenso
que se desvanecería en el aire.
Pasamos por lo que fue la alberca municipal
te conté "aquí murió mi tío, ahogado, borracho"
pasamos por lo que fue el salón de eventos imperio
te conté "allá asesinaron a un amigo de la familia"
con tus ojitos reaccionarios me bastó para saber
que la intranquilidad de la mortalidad
no cabía en tus manos tan chiquitas
¿por qué te tuve que hablar de eso?
¿por qué tuve que decorarte el charco con los cadáveres
de sujetos que nunca conociste?
Estábamos fuera del DC Deportivo
en unas escaleras ocultas
tu usabas la vieja chamarra de mi papá
quise tomar una foto,
me ganó la vergüenza
y en su lugar, contemplamos la calle 11
te vi en el reflejo del cristal negro del DC
y sentí una calidez que creí perdida,
cayó sobre mí
una confianza en que el anhelo
intuye una disposición a la vida.
Después me pediste que te dejara en tu casa
una parte de mí sufría por el fin de una noche
pero pendía del consuelo de una siguiente
me guiaste de regreso,
"soy malísima dando instrucciones" me dijiste
¿qué tan probable sería perdernos un par de horas más?
derecho, a la derecha, vuelta en u, a la derecha, izquierda
llegamos y tus gatos te recibieron:
con flojera, con frío,
cuales buenos gatos
y el caso es que
después de eso
me dejaste de hablar.
y yo no quería reconocerlo
pero siempre temí
a la inevitabilidad de tu desprecio
¿fue algo que dije?
¿estoy muy feo?
¿estoy muy viejo?
¿fui condescendiente?
¿fui arrogante?
¿pretensioso?
¿aburrido?
¿incómodo?
¿qué fue lo que está abriendo poco a poco esta herida
de incomprensiones,
de cosas no dichas?
¿y qué pasó?
¿te tatuaste el dragón?
¿cómo fue estudiar psicología?
¿recuerdas aún la vez que conociste la biblioteca?
¿le has contado a tus hijos de los murales?
¿te has vuelto a tatuar?
¿cómo lograste la titulación?
¿fuiste a muchas fiestas?
¿lograste pasarla bien?
¿eres profesionista o investigadora?
¿en qué lugares trabajaste?
¿qué fobias has enfrentado?
¿en tu retiro le dedicaste un segundo de pensamiento a aquella noche?
¿aún crees que zombies te saldrán de algún oscuro rincón?
¿estás en tu mecedora viendo el tiempo pasar
imaginando los edificios que fotografiaste en tu juventud?
agua prieta debe ser un pueblo fantasma para este punto de la historia
y dime
¿aún mantienes tus posturas?
todavía recuerdo cuando dijiste
"ese muro no debería existir"
a mí me tomó tanto deconstruir
algo que para ti era obvio.
Minutos antes de despedirnos
te dije, "un gusto conocerte,
eres muy linda"
y vi tu semblante cambiar
"ya lo arruiné" pensé,
"de tus vibras"
agregué, como un idiota
¿fue eso?
la más invasiva hebra de la ansiedad me dice que fue todo.
Segundos antes de despedirnos
me preguntaste
"¿seguro que no quieres de lo que quedó de mi sushi?"
te dije que no
pero desconocía
que estaba rechazando el único péndulo empírico
bajo el que se dictó nuestra intersección.